Por Miguel Sagüés
Los asesinatos de los Abogados de Atocha, fueron uno de los mas atroces atentados terroristas cometidos por la extrema derecha fascista, en el marco de la Transición Española hacia la democracia, iniciada tras la muerte del dictador, Franco, en noviembre de 1975.
Asesinados:
- Enrique Valdevira Ibañez
- Luis Javier Benavides Orgaz
- Francisco Javier Sauquillo
- Serafín Holgado
- Angel rodriguez leal
Heridos de Gravedad:
- Miguel Sarabia
- Alejandro Ruiz Huertas
- Luis Ramos
- Dolores González Ruiz

De todos los heridos, solo vive Alejandro Ruiz Huertas, el último superviviente, habiendo fallecido los demás, por enfermedades directamente relacionadas con el atentado sufrido en enero de 1977, siendo la última en morir, Dolores González Ruiz, Lola, que lo hizo el 27 de febrero de 2015, de cáncer, aunque en realidad, Lola, que había muerto espiritualmente con su marido el día de los atentados, Francisco Javier Sauquillo. Llevó una vida de sufrimiento, habiendo padecido en enero de 1969 el asesinato por la Policía Social, del que fuera su novio, Enrique Ruano. Ambos hechos marcaron su vida para siempre y no pudo nunca reincorporarse a la normalidad de la vida.
Los Abogados de Atocha, maestros e inspiradores de todas las generaciones de abogados laboralistas, defensores de trabajadores, que hemos seguido sus pasos, no sólo son mártires de la Transición, sino auténticos valores de la Memoria Histórica de España, que murieron asesinados por ser luchadores por los derechos de los trabajadores y ciudadanos en general, pero, sobre todo, de las asociaciones de vecinos de barrio, y fueron luchadores por la libertad y la democracia.
A los abogados de Atocha los mataron porque eran del Partido Comunista de España, PCE y de CCOO, eran jóvenes y luchadores, comprometidos y convencidos que tenía que llegar la libertad y la democracia y creían firmemente en lo que hacían, porque defender a los trabajadores de los abusos del Sindicato Vertical y de la explotación de la Patronal, luchar contra los abusos de todo tipo, también los urbanísticos, que se hacían en los barrios y en las asociaciones de vecinales, era luchar por la libertad y la democracia.
Los asesinos iban buscando a Joaquín Navarro, sindicalista de CCOO de Madrid y secretario general del Transporte, que había organizado una huelga del transporte para la mejora de las condiciones del sector y acabar con la mafia del transporte del Sindicato Vertical. Al no encontrar a Navarro, que se había marchado muy poco antes, dispararon a muerte contra los que allí se encontraban, los abogados, un estudiante de derecho y un administrativo del despacho.
Tres fueron los asesinos, dos que dispararon a matar y otro que se dedicó a cortar los teléfonos y a registrar el despacho. Pero detrás de los asesinos materiales, había toda una trama civil, proveniente de la mafia del transporte, que cómo después veremos, el Juez Rafael Gómez Chaparro, se negó a investigar, pese a la petición de la acusación particular.
El Colegio de Abogados de Madrid, con su decano, Sr. Pedrol, al frente, se puso a disposición de los abogados supervivientes y de los abogados del PCE y de CCOO, para organizar un entierro que saliera del Colegio de Abogados.
El asesinato de los Abogados de Atocha ha sido uno de los eventos que más me ha influido e impresionado en mi vida, y lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Yo, ya era abogado, pero aún no ejercía porque estaba cumpliendo el servicio militar, y en esas fechas, me encontraba en Madrid de permiso.
El entierro fue una de las manifestaciones más poderosas organizadas por la izquierda, los militantes del PCE y todos los abogados de izquierda y demócratas, a cuyo evento asistieron más de cien mil personas, en un absoluto silencio y dando una lección de responsabilidad y civilidad.
Cien mil personas en sepulcral silencio y todos con el puño levantado, fue algo que llegaba al corazón de todos los asistentes y, probablemente, esta demostración de responsabilidad por parte del PCE, fue el detonante para que unos meses después, Adolfo Suárez, presidente del Gobierno, legalizara el PCE, el 9 de abril de 1977, con la colaboración y apoyo de su jefa de gabinete, Carmen Diez de Rivera, que fue la verdadera artífice de la legalización del Partido Comunista de España.
También pude asistir al juicio oral, gracias a José Bono Martínez, que en esa fecha aún militaba en el Partido Socialista Popular, PSP, de Tierno Galván.
El juicio oral me impresionó muchísimo y jamás se me podrán olvidar las caras de los asesinos, y la forma arrogante y chulesca en que respondían tanto a las preguntas de fiscal como de las acusaciones particulares.
Los asesinos materiales que dispararon fueron José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá, Fernando Lerdo de Tejada se quedó en la puerta vigilando tras registrar el despacho.
Además, estaban procesados Francisco Albadalejo Corredera, vinculado con la mafia del transporte del Sindicato Vertical, Leocadio Jiménez Caravaca y Ramón Francisco Fernández Palacios, ex miembros de la División Azul, quienes proporcionaron las armas. También se procesó a Gloria Herguedas, que era la novia de Cerrá.
Sin embargo, todos los abogados de la acusación particular, estaban convencidos que había una trama mucho más amplia de personas vinculadas a la Falange y a Fuerza Nueva, y algunas pesquisas apuntaban a los Servicios Secretos. Como llegó a decir el abogado Sartorius, faltaban en el procesamiento “las cabezas pensantes”. Pero el juez Gómez Chaparro, se negó sistemáticamente a iniciar cualquier investigación y posibilitó, a sabiendas, la fuga de Lerdo de Tejada, con un permiso de Semana Santa, que huyó a Chile, hasta que en 2015, prescribió la orden de busca y captura, quedando libre. Más tarde se fugó Carlos García Juliá en 1991, con una libertad condicional, cuando le faltaban casi diez años de condena por cumplir.
Desde aquel luctuoso suceso, todos los 24 de enero se rinde merecido homenaje a los Abogados de Atocha, organizado por la Fundación que lleva su nombre, con asistencia de CCOO, PCE, Colegio de Abogados de Madrid y numerosos sindicalistas y abogados que los conocimos, homenaje que se realiza en Antón Martín, en la estatua del Abrazo, obra de Juan Genovés, y cuyo lugar ha sido declarado, en enero de este año, como “lugar de memoria histórica”.
Mantengamos siempre vivo el recuerdo del sacrificio de los Abogados de Atocha, que su muerte no sea en vano, porque “SI EL ECO DE SU VOZ SE DEBILITA, PERECEREMOS.”

Plaza de Antón Martín (Madrid)











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