El SMI: Una palanca para la recuperación justa

Durante la crisis sanitaria, provocada por la pandemia de la covid-19 con sus pavorosos efectos económicos y sociales, se ha puesto en evidencia la necesidad de un nuevo consenso a nivel internacional: no repetir las políticas de austeridad aplicadas durante la última crisis financiera. Como resultado de este cambio de orientación, la Unión Europea (UE) ha adoptado una decisión histórica con el Plan de Recuperación (Next Generation EU), pese las reservas de los sectores neoliberales a una acción económica y financiera común.


Cada vez hay más voces que defienden que la salida de esta pandemia y la recuperación de la economía y el empleo pasa por no repetir los recortes de los derechos laborales, en los servicios públicos y también en los sistemas públicos de pensiones impuestos por las políticas neoliberales en la crisis de 2008. En esa línea el Gobierno de PSOE-UP ha puesto en marcha un conjunto de medidas para proteger las rentas familiares y el tejido productivo, como las ayudas a las empresas, los ERTES, la prestación extraordinaria para los autónomos o el Ingreso Mínimo Vital.


La pandemia ha agudizado las desigualdades y pobreza laboral que ya existían en nuestro país, como consecuencia de la reforma laboral y de los recortes sociales del Partido Popular. Así, la etapa de recuperación de la economía desde 2014 se sustentó en la precariedad y los bajos salarios, pero ese modelo sociolaboral produce que la redistribución de la renta sea profundamente injusta y que las prestaciones sociales no den cobertura a todas las personas vulnerables.


Según un informe recientemente publicado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), los trabajadores pobres han aumentado un 12% en Europa y un 16% en España. El análisis de los datos refleja que, a pesar de la mejora de la coyuntura económica de 2010 a 2019, el porcentaje de trabajadores expuestos a la pobreza creció. Esto dejó a muchas personas en una situación de vulnerabilidad, incrementada con la llegada de la crisis del coronavirus. Una forma de abordar una recuperación justa es a través de la garantía de unos salarios dignos para las personas trabajadoras.


La economía a nivel global, europeo y de nuestro país ha iniciado una fase de recuperación, pero es aún insuficiente para superar el impacto de la crisis sanitaria sobre la economía y el empleo. La erradicación de las desigualdades sociales, que corren el riesgo de cronificarse como consecuencia del desempleo y del repunte de los precios que afecta a las rentas familiares, y en particular a los jóvenes y personas vulnerables, establecen un nuevo desafío: repartir la recuperación de forma justa. Y ello mediante el empleo con derechos y el crecimiento de los salarios impulsados por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.


La nueva frontera de la recuperación justa ha sido explicitada con contundencia por el presidente de EE.UU, Joe Biden, al responder a los empresarios a una pregunta sobre la escasez de trabajadores en el país, especialmente tras la pandemia de coronavirus pese a los millones que aún permanecen en el desempleo. El presidente contestó: “’¡Páguenles más!». El presidente afirmó en mayo que la aceleración del ritmo de crecimiento de los salarios era una «característica» y «no un defecto» de la economía postpandemia; en abril había promulgado un decreto que establece que todas aquellas empresas “bajo contrato con el Gobierno federal paguen un salario mínimo de 15 dólares por hora” a sus trabajadores, anteriormente fijado en 10,95 dólares la hora. La medida para incrementar el salario mínimo a los trabajadores que sean contratados por empresas o subcontratas federales empezará a aplicarse a finales de marzo de 2022. Los salarios se aumentarán después en función de la inflación anual.


La Comisión Europea presentó en el mes de febrero un proyecto de Directiva de salarios mínimos, para garantizar que estos no sean inferiores al 60% de la mediana salarial y al 50% del salario medio de cada Estado miembro. La propuesta es un paso importante, pero adolece de naturaleza obligatoria, es decir, la Comisión Europea lo propone cono una guía indicativa para los Estados. Sin embargo la CES demanda que este “umbral de decencia” sea obligatorio, lo que permitiría que más de 24 millones de europeos pudieran beneficiarse de un aumento de sueldo.


La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (Eurofound), ha elaborado un informe sobre los 22 estados europeos que tienen regulado el Salario Mínimo Interprofesional (SMI): de los estados analizados -21 comunitarios más el Reino Unido que tienen regulado el SMI (faltan Dinamarca, Croacia, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia)- sólo España, Bélgica, Estonia y Grecia han congelado el SMI este año. Los otros 18 restantes lo elevaron en porcentajes que fluctúan desde el 1% de Irlanda, Francia y Malta hasta el 16,3% de subida de Letonia.


En 2019 el gobernador del Banco España, en una comparecencia en el Congreso, anunció los graves efectos negativos sobre la evolución del empleo que supondría la subida del SMI a 900 euros mensuales, ya que podría provocar pérdidas de empleo a los trabajadores jóvenes y los más mayores, llegando a cuantificar la destrucción de puestos de trabajo en unos 160.000 empleos (un 0,8% del total de los ocupados). Recientemente el Banco de España publicó un análisis sobre los impactos que tuvo en términos de empleo el alza del 22,3% en 2019, llegando a la misma y anticipada conclusión: la subida del SMI aprobada por el Gobierno pasó una elevada factura a los trabajadores que percibían esta remuneración. El Banco de España calcula que la subida del salario mínimo en 2019 restó al menos 100.000 empleos, especialmente entre los mayores de 45 años, mientras que la creación de empleo disminuyó entre los más jóvenes.
El Gobierno de Coalición adoptó en su programa el compromiso de elevar el SMI al 60% del salario medio de nuestro país al final de la legislatura, en cumplimiento de la Carta Social Europea. Para ello se creó una comisión de personas expertas para definir cuál es el 60% del salario medio y la senda para alcanzarlo en 2023. La comisión ya ha hecho públicas sus conclusiones a partir de tres escenarios: Desde el SMI actual de los 950 euros mensuales en 14 pagas, el objetivo del 60% del salario medio en España llegaría a los 1.011 euros brutos al mes, considerando que no suben los salarios en España en 2020, y los 1.049 euros brutos al mes en el escenario de mayor aumento de los sueldos. Por lo tanto, en los próximos tres años se tendría que plasmar ese aumento del SMI de los 61 a 99 euros en términos absolutos.


A principios 2021 el Gobierno de Coalición aplazó la actualización del SMI con el argumento de no dañar la recuperación económica y la eventual generación de empleo, esperando revisar esta situación en esta mitad de año según la evolución de la pandemia y de la economía y el empleo. UGT y CCOO ya han advertido al Gobierno de que sería un grave error político y económico congelar el SMI tras una crisis como la que se ha vivido y con el IPC en niveles superiores al 2,5%. Esta reclamación sindical se ha encontrado con la oposición de las organizaciones patronales.


La comisión de expertos prevé, en los tres escenarios, una posible subida para este año entre 12 y 19 euros, que dejarían el SMI en 2021 entre los 962 y 969 euros, pero dejando claro que no les corresponde a ellos decidir, al igual que el propio gobernador del Banco de España, que con prudencia ha reconocido que la decisión corresponde a los ámbitos políticos. El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) está recogido en nuestra regulación, en el artículo 27 del Estatuto de los Trabajadores, que atribuye al Gobierno la potestad para fijar su cuantía. También se establece que el Gobierno debe antes consultar a las organizaciones empresariales y sindicales a través del diálogo social.

Toni Ferrer

Los trabajadores esperan que el Gobierno actúe

Mientras que el Banco de España, organizaciones empresariales, Gobierno y medios de comunicación anuncian los porcentajes de recuperación económica previsibles no dejan de aparecer noticias que, en los hechos, contradicen lo anunciado por instituciones y entidades de alto nivel.


El Banco de España, el Gobierno, los economistas de la OCDE y otros organismos internacionales, prevén un crecimiento económico entre el 6,2% y el 6,5% para el presente año 2021, claro que, lo que no dicen o como mucho susurran es que ese crecimiento es sobre la caída del 11% de 2020. Ya sabemos con qué criterios actúan estos organismos, por lo que su fiabilidad es bien poca.
En paralelo a esta noticia de ámbito nacional, aparece la quiebra financiera de Evergrande, la mayor promotora inmobiliaria de China, que tiene una deuda de 260.000 millones de euros y que el pasivo de esta súper empresa involucra a 170 bancos chinos y 121 instituciones no bancarias. La inmobiliaria se ha entrampado con los bancos, con los acreedores y con sus clientes, pero, además, tiene que acabar un billón de pisos vendidos sobre planos, lo cual tendrá repercusión directa sobre todas las familias chinas que habían confiado su vivienda y ahorros a la mencionada inmobiliaria. ¿Alguien piensa que esta nueva crisis inmobiliaria, con posibles efectos financieros, no va a tener repercusiones en la economía internacional y por supuesto en la economía española?


Europa está en el ojo del huracán o al pie del volcán. La carencia de chips o semiconductores que tiene una afectación del 71% en la industria manufactureras alemana, motor de la industria europea, pone en peligro a todo el sector automilístico, destruyendo decenas de miles de puestos de trabajo, como está previsto que suceda con NISSAN. En España, SEAT ha anunciado un ERTE que afectará a 11.348 trabajadores en turnos rotativos durante nueve meses, justificando el ERTE por la falta de semiconductores concentrados principalmente en Asia, donde se localizan la mayor parte de las empresas fabricantes de semiconductores. Es una situación equiparable a lo ocurrido hace unos meses, cuando en España no había mascarillas porque toda la producción llega de los países asiáticos. Pero el problema no es solo de microchips, afecta a toda la industria en general. Si tenemos en cuenta el Valor Añadido Bruto (VAB), que es un índice más preciso que el PIB, veremos que, en España, el VAB de la industria era del 25,9% en 1980, y en 2019, año no afectado por la pandemia, descendió al 14%. En función del PIB, el porcentaje del peso de la industria fue del 12,6%.


La caída del peso de la industria en la economía es un problema que afecta al conjunto de la UE. En un comunicado conjunto de UGT y CCOO en SEAT recuerdan que «en 1990 Europa producía el 44% de los semiconductores a nivel mundial, cifra que se ha reducido al 10% actualmente, como consecuencia de la política de deslocalización de parte de la industria, buscando países con mano de obra más barata para maximizar beneficios».


Más de 253.000 trabajadores están de ERTE en España, un dirigente sindical decía hace pocos días: «Algo huele mal», decenas de empresas afectadas por ERTES en áreas que han recuperado buena parte de su actividad continúan de ERTE.


A la pérdida de poder adquisitivo que supone para un trabajador estar en ERTE (normalmente una bajada de 30% de su salario), se suma la incertidumbre de tener empleo o no, a lo que hay que añadir la pérdida de poder de compra de los salarios por las subidas de precios de forma desorbitada como es el caso del suministro eléctrico.


Mientras que las tres principales empresas eléctricas del país han ganado 26.000 millones de euros, suben el precio del Mg/h de forma descomunal e injustificada. Es el abuso sobre el abuso. Es urgente recuperar las empresas que fueron privatizadas sin demora.


Para evitar la oleada de despidos que se avecina, para que paren los abusos de las multinacionales y del sector financiero, para garantizar el suministro eléctrico necesario para vivir en un país desarrollado ¿no haría falta que el Gobierno recuperase las empresas que producen, distribuyen, y suministran esos productos a fín de garantizar que ninguna familia careciera de tal suministro?.


Comité de Redacción

Más allá de condenar a los talibanes¿Qué ha hecho occidente en Afganistán?

La retirada definitiva de los EEUU de Afganistán ha puesto fin a 20 años de ocupación occidental en el país, dando lugar a la caída del gobierno títere y corrupto, en beneficio de los talibanes que vuelven a ocupar el poder 20 años después.


Hoy todo occidente se hace eco de la pérdida de derechos humanos, especialmente para las mujeres y colectivos minoritarios. Es cierto, pero ¿para qué han servido los 20 años de ocupación?


Biden lo ha dejado bien claro “el objetivo de la presencia aliada en Afganistán nunca ha sido construir un estado democrático ni estructurado en el país, sino impedir que fuera una base para ataques terroristas”.


Como vemos, nunca hubo interés por reconstruir un estado democrático. El único objetivo después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, ha sido la lucha contra el terrorismo, y mientras tanto, se ha mantenido un gobierno corrupto formado por señores de la guerra de las minorías uzbekas, tayikas y hazara que controlaban una parte del país.


Ni los 20 años de presencia militar occidental ni los dos billones de dólares gastados han comportado cambios en Afganistán ya que no ha existido nunca una voluntad real de construir un estado democrático ni por parte de los gobernantes afganos ni de los occidentales.


Hemos de recordar que la historia de Afganistán no siempre estuvo marcada por la corrupción y la guerra. Desde 1964 con la instauración de la Monarquía Constitucional y posteriormente en 1973 con la declaración de la República y en 1978 con la proclamación de la República Democrática de Afganistán (RDA) hasta su desaparición a finales de los 80, se dio un periodo en el que existió un intento de construcción primero de un Estado y después de un Estado laico lo más parecido posible a un Estado moderno y que coincide con los mejores años en lo referente a los derechos de las mujeres.


Aquél intento de democratizar el país en un país pro-soviético, fue bombardeado por Estados Unidos con el fin de desgastar a la Unión Soviética, De esta manera, la administración Reagan apoyó y financió económica y militarmente a los opositores al régimen laico de Kabul, entre los que se encontraba Bin Laden y los sectores más reaccionarios de Afganistán.
Desde la caída del muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética, y la caída del régimen pro-soviético afganés a principios de los noventa, Occidente no se preocupa por la situación del país, ni tan solo cuando los talibanes toman el poder en 1996.


Sólo después del atentado a los Torres Gemelas del 11S, en el 2001, es cuando Estados Unidos y Gran Bretaña y después el resto de las llamadas fuerzas aliadas intervienen como respuesta al ataque de Al-Qaeda del que responsabilizan al gobierno talibán que les daba refugio.


La intervención occidental dio caza a Bin Laden y desalojó a los talibanes del poder, dándoselo a una coalición de los diversos grupos afganos contrarios a los talibanes, básicamente señores de la guerra de las diversas minorías no pastunes, con una seña de identidad: el cultivo de opio (cultivo erradicado antes de 1987, el incremento de la prostitución y una corrupción generalizada.
Sin embargo, durante los 20 años de ocupación occidental, la mitad de la población continúa en índices de pobreza extrema.


La realidad es que Estados Unidos ha decidido dejar de ser el gendarme del mundo, porque la situación en su propio país está al borde del colapso. La deuda estadounidense, fundamentalmente en manos de China y Arabia Saudí, tiene a EEUU en la quiebra, y claro…ante este hecho, EEUU se replega sobre si misma para dedicar sus esfuerzos en salvarse a si mismos. De hecho, merece la pena recordar que el abandono de Afganistán es fruto de un acuerdo con Donald Trump, que Biden ha ejecutado, consistente en dejar el país, “olvidarse” un buen arsenal armamentístico para garantizar que no se vuelva a dar amparo a terroristas que pretendan atentar contra EEUU.


También China y Rusia se han apresurado a contactar con los talibanes para adquirir su compromiso de no intervenir en los países de la zona que son de interés estratégico para los intereses rusos y chinos respectivamente.
La lamentable situación de mujeres y niños en la Afganistán de los talibanes ha sido consecuencia del acuerdo con EEUU y el abandono del país por americanos y los aliados occidentales, que tampoco se preocuparon nunca de reconstruir un verdadero estado democrático y laico.
José Antonio Iniesta

Por una auditoría pública a las cuentas de la seguridad social

En defensa del régimen de reparto de la Seguridad Social se exige una auditoría pública a las cuentas de la seguridad social

El 16 de octubre la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, COESPE, junto con las más importantes plataformas de pensionistas del país, convocan a una concentración ante las Cortes, por la defensa del sistema público de pensiones exigiendo una auditoría pública a las cuentas de la Seguridad Social, para determinar la magnitud de los saqueos sufridos por las cotizaciones sociales perpetrados por los diferentes gobiernos y su restitución a la caja única de la Seguridad Social.
Las organizaciones de pensionistas hacen un llamamiento a toda la clase obrera, a las trabajadoras y los trabajadores, activos y pensionistas, a los jóvenes, a los trabajadores en paro, a los estudiantes, para defender el futuro viable del sistema de reparto que fundamenta nuestra Seguridad Social, pues su futuro está cuestionado y en peligro por las propuestas de reformas y recortes del ministro Escrivá acordadas en el Pacto de Toledo.
Por eso, aunque los pensionistas se levantaron como rechazo a las reformas de pensiones de Rajoy, ante la continuidad de la política de recortes, manifiestan la independencia de su movimiento diciendo que ¡gobierne quien gobierne las pensiones se defienden! Y en ese marco de discusión democrática independiente han elaborado sus plataformas de reivindicaciones y exigencias: defensa del poder adquisitivo, derogar las reformas de pensiones, igualar la pensión mínima al Salario Mínimo Interprofesional, eliminar la penalización a las pensiones anticipadas a trabajadores con 40 años cotizados, subida de las pensiones de incapacidad permanente, la eliminación de la brecha de género, y rechazo a los planes privatizadores de Escrivá mediante planes de pensiones de empresa.
Las reivindicaciones no se atienden. A ellas se oponen tanto las autoridades, como los voceros de la banca y los partidarios de la privatización con fondos de pensiones. Contra las reivindicaciones se les ha dicho por activa y por pasiva que no hay recursos, que es imprescindible hacer recortes. Sin embargo los pensionistas, particularmente de la COESPE, han demostrado que toda esa argumentación era falsa. Han constatado que durante décadas, principalmente los anteriores gobiernos, han desviado las cotizaciones sociales para financiar otros gastos. Según CCOO el desvío de recursos en 2016 ascendía a 519.104 millones de euros y con posterioridad, “Economistas frente a la Crisis” los ha calculado en 843.000 millones de euros, el 72,3% del PIB. Una cuantía que, de no haberse gastado en sostener gastos no contributivos, constituiría un importante Fondo de Reserva suficiente para hacer frente a las necesidades actuales.
Por eso los pensionistas exigen una auditoria de las cuentas de la Seguridad Social, para saber la verdad y conocer la magnitud del saqueo, pues si este no se hubiera producido habría suficiente dinero para atender todas las reivindicaciones y nuevas necesidades de las familias obreras. Es necesario conocer la verdad sobre lo saqueado y sentar las bases de su devolución y reposición a la caja única de la Seguridad Social.
Además, el inexcusable incumplimiento del artículo 109.2 de la Ley General de la Seguridad Social por parte de los gobiernos, dando préstamos en vez de aportaciones, ha generado falsos déficits y una falsa deuda de la Seguridad Social al Estado de más de 85.000 millones de euros. La anulación de esta falsa deuda y el cese de las manipulaciones contables constituyen una exigencia democrática irrenunciable.
La defensa de la Seguridad. Social compete a todos los trabajadores. Partiendo de la COESPE se han reunido muchos apoyos, con cientos de miles de firmas, cientos de mociones de Ayuntamientos, de secciones sindicales, la Federación de Jubilados y Pensionistas y el 43 Congreso Confederal de UGT, varios congresos de CCOO, parlamentarios de 8 grupos políticos diferentes, asociaciones diversas y otras coordinadoras de pensionistas. La suscriben sindicalistas europeos: la apoyan desde Alemania la comisión internacional del sindicato IG Metall de Berlín, responsables del sindicato de servicios VERDI de Berlín, de Austria, (los sindicalistas del movimiento «Rebelión de los mayores», el movimiento «Socialdemócratas y sindicalistas contra el estado de urgencia»), de Francia (la Unión de pensionistas del sindicato Fuerza Obrera de Paris).
Pero, además, el futuro del régimen de reparto de nuestra Seguridad Social no es solo un asunto de los pensionistas, pues al financiarse con las cotizaciones sociales, que son una parte del salario, su defensa está vinculada a la lucha por la subida del SMI, a la derogación de las reformas laborales que desvalorizan el empleo, a la defensa del poder adquisitivo frente a la inflación y a la necesidad urgente de una subida general de sueldos y salarios dados los aumentos de la inflación.
Por eso desde el CATP, insistimos que la defensa del futuro de la Seguridad Social corresponde a toda la clase obrera, a los sindicalistas, a las centrales sindicales, a los trabajadores activos.
Debe tenerse presente que los acuerdos del Diálogo Social plantean la creación de un “nuevo mecanismo de equidad intergeneracional” para reducir las pensiones de nuevos pensionistas; su nombre es engañoso pues la equidad entre las generaciones se conseguirá exigiendo el mantenimiento de la tasa de sustitución de la pensión inicial respecto al último salario, cercana en la actualidad a una media del 80%. El Dialogo Social deja para más adelante la implantación generalizada de los planes de empresa pensiones privadas, exigencia del capital financiero, los bancos por meter la mano en los salarios diferidos de los trabajadores y trabajadoras.
Tampoco se deben olvidar las declaraciones del ministro Escrivá de hacer cargar sobre los trabajadores las consecuencias del saqueo que los distintos gobiernos han ocasionado a la Seguridad Social utilizando para otros gastos (reducciones en las cotizaciones empresariales, por ejemplo) los excedentes o superávits del sistema de reparto que ahora deberían aplicarse. Al futuro de las pensiones de la generación baby boom (que afecta a 11 millones de trabajadores actualmente activos) Escrivá les anunció que llegada la edad de jubilación deberán tener pensiones más reducidas o tendrán que trabajar más años.
La COESPE y buena parte del movimiento de pensionistas y algunos parlamentarios han rechazado los acuerdos del Dialogo Social, pues entre todas las propuestas del Pacto de Toledo, las ya acordadas y las anunciadas, supondrán un gran paso en la destrucción de los derechos futuros a la pensión respecto a los términos en que hoy los conocemos.
El Comité por la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP) llama a todos las organizaciones y colectivos asociados, a los amigos y simpatizantes, muy especialmente a los trabajadores activos y la juventud a participar en las movilizaciones del 16 frente a las Cortes convocadas por la Coespe y las principales coordinadoras de pensionistas por defensa de las reivindicaciones y el sistema público de pensiones exigiendo una auditoría pública a las cuentas de la Seguridad.

¡Gobierne quien gobierne las pensiones se defienden!

La agenda social para una recuperación justa

Han transcurrido cerca de dieciocho meses desde la declaración de la pandemia de la covid-19, por la Organización Mundial de la Salud, y en nuestro país más del 70% de la población ya ha recibido la pauta completa de vacunación contra la misma. Cuando el Gobierno anunció este objetivo, dentro de la lucha contra los efectos del coronavirus, las derechas y la ultraderecha, acompañadas por algunos medios de comunicación, pusieron en duda su cumplimiento. La realidad les ha desmentido, de hecho, las consecuencias de la quinta ola en cuanto a contagios son sensiblemente menores a las anteriores, por el grado de inmunidad alcanzado a nivel territorial y generacional.


La economía está recuperando los niveles previos a la crisis provocada por la covid-19, como resultado de las políticas puestas en marcha por el Gobierno para proteger la salud, el mantenimiento del sistema productivo y del empleo, garantizar las rentas y la protección social para trabajadores por cuenta ajena, autónomos y personas vulnerables. La Autoridad de Responsabilidad Fiscal (Airef) estima que la economía española crecerá un 2,4% en el tercer trimestre respecto al segundo, lo que situaría el PIB en el 95% del que se alcanzó a finales de 2019.


En los meses de verano se ha visto consolidada la tendencia positiva de la evolución del empleo, recogida por la EPA del segundo trimestre de 2021, cuando el número de ocupados aumentó en 464.900 personas respecto al trimestre anterior y se situó en 19.671.700. El empleo ha crecido en 1.064.400 en los 12 últimos meses, respecto al segundo trimestre de 2020, cuando se produjo el mínimo de ocupación desde el inicio de la pandemia. En referencia al segundo trimestre de 2019 la variación es de –133.300. En el mes de agosto el paro registrado contabilizó una reducción récord de más de 82.000 personas, dejando la cifra total de desempleados en 3,3 millones, mientras que en agosto de 2020 el total de personas desempleadas era de 3,8 millones. No obstante, aún se está lejos de alcanzar los 3,06 millones de desempleados registrados en agosto de 2019.

La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional prevén que en 2022 España sea el país que más crezca y el Gobierno quiere que ese crecimiento económico impulse la creación de empleo y cohesión social, de modo que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se acompañe de una agenda social para potenciar una recuperación justa, con el potente diálogo social que se viene desarrollando desde el inicio de la legislatura. Mediante políticas públicas que garanticen que el crecimiento y la riqueza se redistribuyan y se consoliden los derechos y libertades para el conjunto de la ciudadanía, de forma que la lucha contra el coronavirus se proyecte también en la recuperación, modernización y transformación económica y social, reduciendo las desigualdades y fomentando la solidaridad.


Gran parte de las medidas de la agenda social y económica se tratarán en la elaboración de los PGE-2022 y el Plan Anual Normativo 2021, que incluye las iniciativas de naturaleza normativa que tiene previsto aprobar el Consejo de ministros hasta el 31 de diciembre. Está compuesto por 144 iniciativas normativas: 6 leyes orgánicas, 28 leyes ordinarias y 110 reales decretos. Una tercera parte de las mismas tienen que ver con los compromisos que España ha contraído con la Comisión Europea, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Algunas de las nuevas normas previstas para los próximos 4 meses son las leyes de Formación Profesional, Ciencia, la de creación y crecimiento de empresas, Vivienda, 5G, la reforma laboral, la reforma de pensiones o el desarrollo de la ley de Educación. La reforma fiscal se prevé para 2022.


En el último trimestre de 2021 el Gobierno debe afrontar compromisos centrales, como la derogación de la reforma laboral, cuyo objetivo, tal y como se recoge en el programa del Gobierno, es modernizar nuestro mercado de trabajo y desmontar la legislación laboral lesiva que impuso el Gobierno del Partido Popular. Actualmente se está abordando en el diálogo social, de forma tripartita por el Ejecutivo junto con los sindicatos y patronales. El primer bloque de la reforma de pensiones ya está en el Congreso; dicho bloque incorpora la garantía del poder adquisitivo para los pensionistas actuales y futuros, moderniza el Sistema Público de Pensiones y asegura su sostenibilidad. También la Ley Estatal de Vivienda debería ver la luz antes de que finalice el año, además del Plan Estatal de Vivienda 2022-2025.


Uno de los principales problemas que actualmente enfrenta la economía española es el histórico incremento del precio de la luz, una cuestión compleja pero que afecta directamente al bolsillo de los ciudadanos. Uno de los puntos que viene monopolizando el debate económico y político tiene que ver con los márgenes de la normativa europea para reducir los precios, o la oportunidad de una empresa pública de energía. Mientras el PP critica el sistema de formación de precios que ellos mismos aprobaron en 2013, el objetivo del Plan del Gobierno es conseguir que al finalizar este año 2021 la ciudadanía haya pagado por su recibo de la luz una cantidad muy similar a la que pagó en un año como 2018.


El Gobierno pretende que la subida desmedida del precio de la energía eléctrica en el mercado mayorista tenga un impacto mínimo en el recibo que pagan los ciudadanos. Algunas medidas que ya se han puesto en funcionamiento para lograrlo son la reducción del IVA de la factura eléctrica del 21% al10% y la suspensión del impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica del 7%. A ello hay que añadir otras, como la protección a los hogares vulnerables, la ampliación de la prohibición del corte de suministro, la ampliación de la base de beneficiarios del bono social eléctrico, la creación de un bono social térmico o evitar los sobrebeneficios de las compañías eléctricas. El Plan también se compone de medidas estructurales, como la apuesta por las energías renovables, las más baratas para generar electricidad. La pretensión es que las renovables dominen el mercado, precisamente la mayor penetración de renovables en los mercados de futuros de electricidad indican que España tendrá precios inferiores a Francia y a Alemania en 2022 y 2023.


La inflación se ha instalado en el actual proceso de recuperación. En el mes de agosto los precios subieron un 3,3% en nuestro país, situación común a otras muchas economías desarrolladas. El pasado julio en la zona euro la inflación alcanzó el 2,2%, el nivel más elevado desde octubre de 2018, y pese a que los precios no se han acelerado tanto como en Estados Unidos (5,4%), la inflación sí viene superando mes a mes el promedio de sus socios europeos. Son diversos los efectos colaterales de mantenerse en el tiempo, y aunque los bancos centrales tienen la esperanza que se superen, podrían lastrar la economía española al reducir el poder adquisitivo a los trabajadores públicos y privados, dañar el consumo, gravar la factura de las pensiones y erosionar la competitividad de las empresas.


La subida salarial pactada en los convenios colectivos de trabajo se situó en el 1,56% en julio, por debajo del IPC, según datos de la estadística de negociación colectiva del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Este incremento salarial está por debajo de las directrices marcadas en el Acuerdo Interconfederal para el Empleo y Negociación Colectiva (AENC) 2018-2020, pactado por UGT, CCOO, CEOE y CEPYME, que planteaba subidas salariales superiores al 2% y que aún no ha sido renovado para 2021. Ante el rebrote de la inflación se requiere tener claro que la recuperación no puede darse con una nueva devaluación salarial, por ello es necesario actualizar el SMI en 2021 y proteger la evolución de los salarios en las actividades públicas y privadas, junto con la garantía del poder adquisitivo de las pensiones.

Toni Ferrer

Por la nacionalización del sector energético

En los últimos meses mucho se ha debatido sobre el encarecimiento de la factura de la luz. Nos decían que con la ley de la oferta y la demanda y la gestión privada se satisfarían las necesidades de energía de la población. Nada más lejos de la verdad. El precio de la factura eléctrica ha alcanzado unas cifras escandalosas en las últimas fechas. lo cual supone una agresión para la población más necesitada y un serio obstáculo para la industria, los restaurantes, los comercios…


Mientras estamos comprando energía nuclear a Francia y electricidad a una empresa pública italiana como ENEL, España fue uno de los países que antes privatizó las empresa públicas energéticas.


En España, la empresa estatal Endesa llegó a tener más de un 40% del mercado y aunque tras la venta sucesiva de dos paquetes de acciones de ENDESA por los Gobiernos de Felipe González, el Estado aún mantenía en 1988 el 67% de la propiedad y el control público sobre la empresa eléctrica, los gobiernos de Aznar y Rato, vendieron la mayor parte de las acciones de Endesa propiedad del estado. La liberalización y privatización de ENDESA se llevó a cabo. Como premio a la privatización: puertas giratorias para políticos socialistas, peperos (Aznar fichó en 2011 por ENDESA tras haberla privatizado en 1998),y también nacionalistas.


En toda la Unión Europea los procesos de privatización que llevaban como objetivo acabar con los monopolios estatales, nos llevaron a un oligopolio de seis multinacionales. Concretamente, en el caso de España, Endesa, Iberdrola y Naturgy, han ganado más de 26 millones de euros en los últimos 5 años., mientras nuestra factura de la luz sigue aumentando.


Hemos llegado a una situación inadmisible en la que el Gobierno de Pedro Sánchez tras varias medidas que se han demostrado ineficaces, ha anunciado un nuevo paquete de medidas para detraer los ingresos extraordinarios de las empresas, los conocidos como ‘beneficios caídos del cielo’ o windfall, para destinarlos a topar el precio del gas. Suponen alrededor de 650 millones de euros. ¿será suficiente? me gustaría pensar que sí, pero creo que no va ser suficiente.


De hecho, mientras la derecha reivindica la bajada del IVA a un tipo superreducido, los sectors más progresistas coinciden en que deben aprobarse medidas de fondo en relación con el modelo energético español. ¿Qué medidas tomar? ¿crear una empresa pública o nacionalizar el sector eléctrico?


Leí en un artículo de Odón Elorza publicado en elobrero.es el 21 de agosto de 2021, que sugería la creación de una empresa pública que recuperara la gestión de más de 30 centrales hidroeléctricas cuya concesión finaliza en este periodo y hasta 2031. Ciertamente, parece una buena idea crear una empresa pública dedicada a la producción de energía que permita incidir en el precio final de la luz. Mejor una empresa pública que privada. Al menos nos aseguraríamos que no vacían los embalses como ha hecho Iberdrola para manipular el precio de la luz en las subastas de este especulativo mercado.


En la misma línea de pensamiento se inscriben las declaraciones del President de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés (ERC), cuando manifiesta “Lo que se debe hacer es regular el mercado de forma diferente”, reivindicando que la Generalitat ya ha iniciado los pasos para crear una energética pública que gestiones dónde deben ubicarse los centros de producción energética.
Se necesita un modelo energético sostenible que garantice la producción alli donde se necesita, para no tener que importarla desde Argelia, Francia, o ningún otro país, sin que se tenga que trinchar el territorio con nuevas líneas de muy alta tensión, y para que se promueva el uso de las renovables.
Insisto en que prefiero una empresa pública que una empresa privada, pero es que el debate no es ese.


El debate es si el precio de la energía debe someterse a las reglas de mercado o no. Ni las propuestas del compañero Odón ni la de Pere Aragonés, ni las medidas adoptadas por Sánchez discuten el mercado, y por tanto “el mercadeo” energético. Si una empresa pública tiene que competir con las privadas, en un mercado al servicio del oligopolio privado, vamos servidos. La alternativa sería que la UE decidiera que la energía no se someta a las reglas de mercado, cosa que no va a decidir, entre otras cosas porque nadie ha situado el debate.
Si realmente queremos garantizar el suministro eléctrico de luz y gas vamos a tener que nacionalizar el sector y poner al servicio de la ciudadanía y de la industria los recursos energéticos necesarios para la vida y el funcionamiento de las fábricas, y por ende el mantenimiento de los puestos de trabajo del sector industrial que como todos ustedes saben sigue menguando debido al cierre o deslocalización de las empresas hacia países más desregulados en materia ambiental.


No podemos dejar en manos del mercado lo que no debe ser objeto de especulación.


Baltasar Santos
TS Cataluña

Resolución de la reunión de coordinadora de CATP

Llamamos a mantener y reforzar la resistencia y organizar la movilización en unidad

Reunidos el sábado 18 de septiembre de 2021 en Madrid, en la sede sindical de la calle Maldonado, organizaciones, colectivos, comités de Trabajadores y jóvenes de diferentes pueblos del Estado español.

CONSTATAMOS:
Que el momento político y social que atravesamos está repleto de agresiones para nuestros derechos, duramente conquistados, que vienen siendo amenazados y lesionados desde hace mucho tiempo. Son nuestros medios de subsistencia como trabajadores y pueblos los que están siendo atacados en favor de los intereses de una minoría privilegiada.
La oligarquía financiera exige que, en medio de la crisis del capital, los servicios públicos, los derechos laborales, los salarios y las pensiones sean devaluados para salvarse de su ocaso como sistema. Pretenden arrebatarnos nuestros derechos sociales y democráticos con el fin de imponer sus mecanismos de apropiación de lo público y continuar con el trasvase de rentas del trabajo a rentas del capital; buen ejemplo de ello es la devaluación de salarios y pensiones que se está llevando a cabo con el alza de los precios en general y la luz en particular.
Las instituciones del régimen que Franco nos dejó en herencia, con la monarquía y la justicia en cabeza, no solo defienden los intereses de esa minoría sino sus propios privilegios.
El Gobierno que fue elegido por la mayoría obrera y popular del país es incapaz de actuar en función de los intereses de la mayoría y es percibido cada vez más como un juguete en manos de las finanzas y de las instituciones de las multinacionales. Han pasado 39 meses desde la Moción de Censura que sacó al Gobierno mafioso del PP, el del caso “Kitchen”, de la Moncloa; pero las reformas laborales, contra las que los trabajadores hicieron tres huelgas generales, continúan intactas. El SMI sube el 1,5% (15€/mes) frente a las brutales subidas de la energía.

PERO LA RESISTENCIA EXISTE
La desconfianza ante las medidas del Gobierno crece, como también aumenta la indignación ante el poder de multinacionales y capitalistas en todas sus formas; los especuladores que dictan los precios de la luz, dónde hay vacunas o no y a cuánto… Mientras, tenemos que convivir con medidas represivas, como las contenidas en “Ley Mordaza” que impuso el PP para imponer sus reformas y políticas económicas contra los trabajadores y los pueblos. La actitud timorata del Gobierno, los partidos y las cúpulas sindicales a la hora de proteger los intereses de la mayoría, levanta cada día más la oposición tenaz entre los trabajadores, los pensionistas, los jóvenes, los inmigrantes en todos los pueblos del Estado español, lo que los lleva a querer decidir sobre su futuro.

LA RESIGNACIÓN ABRE PASO A LA MOVILIZACIÓN
Desde el CATP brindamos todo nuestro apoyo y participación a:
• Los pensionistas que marcharán a las Cortes el 16 de octubre, para exigir una Auditoría a la Seguridad Social que establezca y aclare cuánto dinero le debe el Estado a la caja de las Pensiones.
• Los jóvenes estudiantes que ven como se deteriora la Educación, por los recortes de profesorado, el hacinamiento en las aulas o porque no tienen plaza en la FP. En paralelo a esta situación, la Iglesia disfruta de un jugoso negocio, a través de la educación concertada, aprovechando que en este país no están separados: Estado e Iglesia. El CATP se compromete en la lucha por la Educación pública, laica, gratuita y de calidad.
• Los médicos y enfermeras que exigen un presupuesto consecuente para combatir la pandemia y atender a todas las necesidades médicas de la ciudadanía en un entorno seguro para los profesionales sanitarios. Un sector, el de la Sanidad Pública, en el que en estos meses SE HAN MULTIPLICADO LAS MOVILIZACIONES de todo tipo.
• Los trabajadores de la industria amenazados de despido, definitivos y temporales han tomado nota tras la experiencia de NISSAN; como los trabajadores de SEAT a quienes les van a aplicar un nuevo ERTE de casi un año de duración. O los de Alcoa que como otras empresas industriales del acero y aluminio se ven amenazadas de cierre en nombre de la transición ecológica. Quienes son despedidos no creen en promesas de supuesta recolocación.
• Los trabajadores de la Banca que una vez más se han enfrentado a la reducción de empleos y cierre de oficinas; ya son más de 115.000 los empleos destruidos y más de un 40% de la red de oficinas cerradas, desde 2010.
• Los pueblos, como el catalán que sigue exigiendo Amnistía y derecho a decidir.
• Los miles de interinos, que ven cómo pueden perder su empleo tras años trabajando con contratos fraudulentos para las administraciones.
• Los desempleados que llevan años en el paro de larga duración, sin oportunidades reales de acceder a un puesto de trabajo. Colectivo que padece un plus de sufrimiento por el incremento de los precios.
• Y a todos los despedidos como las compañeras de Lyma en Getafe, el compañero Juampa, presente en esta reunión y despedido estando de baja médica, y Ángeles Guindel trabajadora despedida y que por dos veces ha ganado el juicio y espera su readmisión en el Ayuntamiento de Getafe.

NO ESTAMOS SOLOS
El movimiento de resistencia que se agudiza en nuestro país está en consonancia con las movilizaciones en Francia, Italia, Grecia, y todos los países europeos, no por casualidad, enfrentados a los mismos ataques.

HACE FALTA LA UNIDAD
El mayor obstáculo para frenar los planes del capital está en la falta de unidad en torno a las reivindicaciones. Al contrario, vemos que en muchos casos nuestras organizaciones a nivel confederal aceptan la política del gobierno y sus argumentos en nombre del peligro de la extrema derecha. Se niegan a organizar una movilización de conjunto, como exigen la mayoría de militantes que, en las empresas, los servicios públicos y los barrios exigen la movilización unida GOBIERNE QUIEN GOBIERNE.

EL CATP NO TIENE INTERESES DISTINTOS A LAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y DEMOCRÁTICAS
Sus partidarios, organizados en colectivos o comités, forman parte de estas organizaciones y militan en ellas para que la unidad se realice en favor de las reivindicaciones, en defensa de los derechos, para abrir la vía a la Democracia o sea a la República, para acabar con la corrupción de la Corte ejemplificada por el Emérito, para acabar con poderes como el Judicial; independientes, sí, de la soberanía popular.

EL CATP participa y apoya las movilizaciones que existen y promueve en unidad todas aquellas que sean necesarias. Para que ello sea una realidad invita a formar parte del CATP y de su Coordinadora Estatal a los colectivos en lucha por sus derechos y reivindicaciones; luchas y reivindicaciones que son comunes a todos los trabajadores y a todos los pueblos.

El pueblo boliviano ha puesto las cosas en su sitio

El pueblo boliviano ha tardado un año en deshacer el golpe de Estado que los poderes fácticos montaron, a partir de las elecciones del 20 de octubre del pasado año 2019.

No voy a entrar en las cuestiones técnicas que argumentó la Organización de Estados Americanos (OEA), pues las dudas sobre quién quiere que les gobiernes ya las ha resuelto el pueblo de Bolivia: con sus movilizaciones y con su voto en las urnas.

Los mismos organismos que cuestionaron el proceso de recuento de votos en 2019, dijeron respeto al atropello a la democracia que tuvo lugar en Brasil:

«Cada acto de corrupción corresponde a una violación de los derechos humanos y la gente es la que sufre las consecuencias de la corrupción«

Es lo que dijo en concreto la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Margarette May Macaulay, organismo dependiente de OEA.

No les debió parecer un ataque a los derechos humanos y a la democracia que fuese el jefe de las fuerzas armadas bolivianas, el general Williams Kaliman quién “sugiriese” al presidente, Evo Morales, que renunciase al cargo.

Estos organismos burocráticos nada han dicho de las irregularidades de personajes al servicio del capital especulativo como Jeanine Áñez, que biblia en mano se autoproclamó presidenta interina de Bolivia, ni de Juan Guaidó, también autoproclamado presidente interino, éste en Venezuela.

Jeeanine Áñez, ex presidenta interina autoproclamada

El cuestionamiento de los gobiernos, cuando tienen una tendencia a gobernar para la mayoría del pueblo, tiene coincidencias preocupantes en unos y otros países: ¿será que los “think tank” de la extrema derecha han dado la consigna de derrocar gobiernos por la vía de la presión mediática y judicial? No sabría responder a esta pregunta, pero los ataques a gobiernos de izquierda, con una misma línea argumental, un método muy parecido, incluso terminologías similares, hacen que me recuerde a mi mismo que es ingenuo creer en las casualidades.

En España llevamos tiempo escuchando el cuestionamiento de la legitimidad del Gobierno y vemos con absoluta claridad la grosera conexión entre la derecha y destacados miembros del poder judicial: dos años fuera de mandato y sin visos de renovación, ¿qué diría la OEA?

Pero tras estos movimientos siempre se esconde el interés económico por explotar la riqueza natural de los países y a su clase trabajadora. De igual modo que tras el acoso y derribo al que desde hace años está sometido el gobierno venezolano, por el control de los yacimientos de petróleo, en Bolivia se esconde el interés por el control y explotación de las reservas de litio, mineral demandado para las baterías de la telefonía móvil y otras tecnologías.

El método para la defensa de los intereses de la mayoría social nos lo han enseñado los pueblos: el boliviano luchando contra el golpe y apoyando a su Partido de referencia y el chileno con su lucha contra la Constitución heredada del régimen pinochetista. En esa línea, un profesor de derecho constitucional dijo una vez en clase: “Las constituciones las cambian los pueblos”. 

Roberto Tornamira SánchezComité de Redacción de Tribuna Socialista

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