Estoy lleno de Euphoria

Acabo de terminar de ver una nueva serie de televisión, emitida por HBO en España, compuesta por dos temporadas de ocho capítulos cada una y dos episodios especiales no emitidos en España. He tenido la suerte de verla junto a mi compañera de vicisitudes y de nuestra hija de 18 años (algo poco habitual entre sus compañeros de clase y amigos, según me confiesa ella misma). ¿Qué me ha parecido? Bien, muy bien. Incluso podría decir que excelente, olvidando el sistema americano de calificación en el que el excelente es un 10. Aunque a veces supera el notable y roza el sobresaliente. ¿Por qué los chavales de 18 años no ven esta serie con sus padres? Lo entiendo, pero no lo comprendo. Será porque se acerca al porno soft en casi todos los capítulos, sin llegar a la exploración ginecológica. Porque sale de vez en cuando un pene erecto y otras veces un pito flácido, amén de una importante variedad de tetas y culos, una ensalada de sugerentes cuerpos jóvenes, tabletas de abdominales a porrillo, chicas y chicos con estéticas sugerentes y sexys. Porque se habla explícitamente de mamadas, corridas, dedos. Porque muestra más explícitamente aún todas las posibilidades de llevar una vida de promiscuidad sexual, de consumo masivo e indiscriminado de drogas, de las múltiples relaciones tóxicas que se pueden dar entre hombres y mujeres, trans o cis, cada uno de ellos con la variedad de orientaciones sexuales que pueden tener en cada momento. Y todo esto en un mundo de jóvenes y adolescentes de entre 12 y 18 años, sin olvidarnos de la amplia fauna de padres y madres, la mayoría tan desquiciados como sus inadaptados vástagos. Cualquier padre o madre (‘normal’) que vea la serie en lugar de embargarle la Euphoria, puede entrar en barrena y producto del pánico caer en la tentación, más líbranos del mal, de encerrar a su pequeño, pequeña en su habitación hasta que cumpla 30 años, matricularle en la UNED, dejándole ver solo Cine de Barrio, destruir su móvil y borrarse de todas las plata- formas.
También puedes sentarte con él y verla. No hace falta que comentes nada y organizar un cineorum, hasta ahí podíamos llegar, tampoco es necesario al final de cada capítulo rellenar un cuestionario con las modalidades sexuales que cada uno ha practicado y le resulta más satisfactoria, ni cuál de las drogas utilizadas por los protagonistas nos ha provocado mejores efectos. Yo noto diferencias con España, por ejemplo en Estados Unidos creo que existe un grave problema con los analgésicos opiáceos, algo que
aquí no ocurre y de momento no tenemos un acceso libre a las armas. Pero puede enseñar a nuestros hijos, a base de la efusión masiva de vómitos, mocos y babas lo dolorosa que puede resultar la ingesta masiva de alcohol y drogas; puede mostrarles en cabeza ajena la diferencia entre relaciones saludables e insalubres, lo inhóspito de algunas situaciones.
Por lo demás mantiene una base estética de una factura espectacular en cuanto a encuadres, tonalidades cromáticas e incluso texturas, me recuerda a las películas cuasi pornográficas de Tinto Brass; el guion fluye de manera interesante y con saltos temporales fáciles de seguir, aun- que a veces avanza un poco lentamente; acompaña una impresionante banda sonora que se ajusta perfectamente a la trama, creando ambientes escénicos de choque o sutiles momentos placenteros, que recorre desde los años 30 hasta lo último de ayer mismo, una gran variedad de estilos musicales con muchos de los grandes éxitos de los 80 y los 90 rescatando algunas canciones memorables de todos los tiempos; narra una historia coral con un numeroso plantel de actores centrados en la verosimilitud de los personajes, la mayoría muy jóvenes (ojo, sin desmerecer en absoluto a la pandilla de alcohólicos y descerebrados de sus progenitores), casi todos desconocidos para un ignorante como yo (solo reconozco a Zendaya, que parece llevar toda la vida consumiendo estupefacientes y pasando monos, ella sabrá a lo que ha dedicado su juventud).
Todo esto tiene muchos culpables. Pero hacer una serie que prevenga a los jóvenes sobre la peligrosidad de las drogas, incluido el alcohol; las relaciones tóxicas y la promiscuidad fácil y descontrolada; el vivir solo el momento y el dejarse llevar por el ahora sin caer en la ñoñez, la mojigatería y la moraleja fácil, mostrando por otro lado que también existe la amistad, el amor, la reflexión y la posibilidad del cambio, debe tener un responsable máximo que no puede ser otro que su director y guionista: el joven (37 años) Sam Levinson, director de Another Happy Day, creo que no la he visto, y de Malcolm & Marie, e hijo de otro director norteamericano, Barry Levinson, entre otras Rain Man. No quiero quitar ningún mérito a Sam, pero hay que saber que está basada en una serie homónima israelí creada por Ron Leshem y Daphna Levin.
Lo dicho siéntate con tu hijo o hija post adolescente, jóvena o veinteañero y déjate llevar por la Euphoria. Re- cuerda cuando tu rondabas esos años, no te pongas muy cargante y ni se te ocurra decir eso de: ‘Cuando yo tenía tus años…’. Hay cosas que es mejor no remover y que sigan enterradas en el fondo del baúl de los recuerdos y no me refiero al de Karina.
Gracias Maestros.

Salud Compañeros.
Martín Lozano

Epílogo. He visto Malcolm & Marie, estética intimista en un falso blanco y negro, diálogos, diálogos, diálogos sobre todo: la creación artística, las relaciones de pareja, los celos, el amor, el desamor, la soledad, el perdón. Lo que algunos, aprovechando el tema, llamarían una paja mental, bien hecha, pero paja al fin y al cabo. Otra vez Zendaya es su protagonista, además de una de sus productoras ejecutivas.

Señoras y señores, con todos ustedes sus angelicales majestades

Por Martín Lozano

Ni ellos se ponen de acuerdo en la fecha en que se separaron. John dijo que en el 69 y Paul que en el 70, aunque George fue el primero en hacerlo, enero del 69, pero volvió a los cinco días y Rickie no dijo nada. Rickie nunca dice nada, o muy poco. Aunque puede que fuera el más equilibrado del grupo y el que menos problemas tuviera, en aquellos momentos estaba más centrado en su creciente familia junto a Mo, la peluquera, que en el divorcio del grupo más famoso del mundo.

Era el patito feo, el último en llegar para sustituir al batería original, Pete Best, y él los admiraba. Con sus embelesados y tristes ojos se le oye decir: «Estaría horas y horas escuchándole tocar el piano», en referencia a Paul. Subido en su atalaya, con el tiempo que le da su escasa participación, mientras come y bebe ve perfectamente las alianzas, los celos, las envidias, los cuchicheos, las sonrisas que intercambian John y Paul y el efecto demoledor que eso provoca en George, hasta que un viernes Paul dijo: «Ok, paramos para comer» y George contestó: «No creo que vuelva. Abandono el grupo». Y lo hizo. Costó tres largas reuniones y cinco días para que volviera al cuarteto, pero la sentencia estaba escrita, solo faltaba firmarla.

Somos testigos de la soledad de Rickie en su colina de la percusión, pero sobre todo de la de George, un generoso músico con magníficas ideas propias y buenas melodías en los trastes de su guitarra, con unas ganas inmensas de no ser solo un privilegiado testigo del milagro de la creación, casi un músico de sesión. Amargado por sufrir el eterno trato displicente de los genios con los que comparte cuerdas y acordes, que por muchos años que pasen nunca le librarán de ser el pequeño de los tres, el menospreciado George, pese a conocer a Paul desde el insti.

Todo eso frente a un John completamente obnubilado (iba a emplear otro término mucho más grosero) con su nueva relación, una artista vanguardista que llegó a hacer un concierto musical donde los espectadores debían imaginar la música. John y Paul tenían una conexión especial, con solo mirarse sabían de qué estaban hablando, a lo largo de la grabación la complicidad absoluta salta a la vista y al oído. John es el tipo agudo y ácido que le saca punta y se ríe de todo, es la mitad irreverente de aquel dúo de huérfanos barriobajeros que llevaban toda su vida compartiendo riffs, estribillos, cuerdas de guitarra, entre los que de repente, se está empezando a levantar un muro en parte construido por sus dos nuevas novias: Yoko y Linda.

Aunque no aparece, ya que había muerto hacía año y medio, sobre todos sobrevuela el espíritu de Brian Epstein, manager del grupo desde los primeros tiempos y según palabras del propio Paul quien imponía cierta disciplina, aunque contestada con continuos actos de rebeldía por parte de ellos que seguían siendo unos chicos de extrarradio de Liverpool. Él era quien decía: «mañana hay que ponerse traje y las novias no pueden venir a los ensayos», en clara referencia al bulto inmóvil que pasa horas y horas pegado al costado de John, que solo de cuando en cuando pinta unos caracteres japoneses en un mural de papel, o berrea desafinada en el micro de George, cuando se despidió aquel viernes a mediodía. A Epstein le echaban de menos, si hubiera seguido en el grupo, Paul no habría asumido algunas de sus funciones y posiblemente no se hubieran separado. En una de las conversaciones en el intento de arreglo con George, Paul le dice a John: «Todos sabemos que tú eres el jefe», pero es una jefatura ni asumida, ni ejercida.

Todo pasa delante de tus ojos, nota a nota se está grabando una leyenda, el LP ‘Let it Be’ y la preparación del último concierto en directo de The Beatles, que se celebra en la azotea del edificio de Savile Row, cuarenta minutos memorables de grabaciones, con ellos tocando en el cielo de Londres y los bobbies subiendo al tejado, atestado de personas, cámaras, micrófonos, equipos de sonido, rodeados de espectadores en los tejados vecinos. Gentes vestidas de diario, varios jóvenes con trajes de chaqueta y otros con sweater de colores chillones, hay una señora con pantuflas y calcetines, bata y delantal, con una sonrisa de oreja a oreja. Y ellos cantando Get Back’ una y otra vez. Abajo, la gente llenando la calle hasta la esquina con Vigo Street, mirando al cielo. Muchos sonriendo, un viejo chulapo cokney con su parpusa calada y pañuelo al cuello, pero sobre todo chicas con el pelo cardado y el eye liner rasgando su mirada; otros, armados de su bombín y su paraguas en aquella desapacible tarde británica, gruñendo por los disturb que estaban ocasionando aquellos greñudos vociferantes.

Yo, un impúber naufrago en el páramo franquista, cuando me enteré de la apocalíptica noticia apenas la entendí. 50 años después nos llega la serie documental ‘Get Back’ que dirigida y producida por Peter Jackson y con el beneplácito de los dos Beatles vivos y las viudas de los muertos, que han aportado, además de sus bendiciones, materiales inéditos me está ayudando a comprender mucho mejor lo que pasó y porqué pasó.

Para mí Paul era la carita bonita del grupo y el caprichoso mandón que tenía una buena voz y había compuesto la mayoría de las maravillosas canciones del grupo junto a John, del que estaba convencido era el alma de todo. En cambio, se nos muestra un genio en permanente proceso creativo, abatido solo de vez en cuando, vencido por la desidia, la indiferencia, el desinterés de los demás. Es impresionante su dominio de la música en todas sus facetas.

Gracias por todo Maestros. Salud Compañeros.

Epílogo. Lo pusieron ellos hace más de cincuenta años y aún se les recuerda. Por favor, ‘Get Back’.

Epílogo2. Y entre tanto se estrena un nuevo documental sobre la estancia de los Beatles en la India.

Canciones con Poder: Himno de Riego

El Himno de la República

Por Martín Lozano

Hay historiadores que defienden que nunca fue oficialmente el Himno de la Segunda República, ni de la Primera, aunque nos da lo mismo, porque es reconocido como tal por todo el mundo. Sí lo fue de la monarquía en el Trienio Liberal durante el reinado de Fernando VII que firmó su oficialidad el 7 de abril del 1822, forzado por el pronunciamiento de Cabezas de San Juan del coronel Rafael del Riego, que obligó al Borbón absolutista a reconocer y aplicar la Constitución de Cádiz. Este periodo liberal acabó con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis (un argentino los llamaría de otra manera) que dio paso a la Década Ominosa.

También fue himno nacional utilizado en la Primera Guerra Carlista por las tropas liberales, pero sabemos de la corta memoria de la casa reinante y fue nuevamente prohibido por Isabel II. Después todos conocemos su uso durante los dos periodos republicanos en nuestra historia.

La letra se le atribuye a Evaristo Fernández de San Miguel y Valledor: un noble pontevedrés, duque de San Miguel (1785-1862). Quién le iba a decir que en el s XXI, el futuro para él, el himno sería el “icono” musical del pueblo republicano.

De vez en cuando en algún acto oficial, normalmente de carácter deportivo, en lugar de la Marcha Real o de Granaderos, asumida como himno de España por el régimen franquista y su sucesión borbónica, suena en cualquier alejado punto del planeta para regocijo de muchos de nosotros. El Himno de Riego, sigue sonando en todos los actos reivindicativos en favor de la proclamación de la III República y de la lucha por las libertades, la justicia y la igualdad en nuestro país. Es por esto por lo que el Himno de Riego merece estar en los puestos de honor de cualquier lista de las Canciones con Poder.

Canciones con poder: Bella Ciao

“Bella Ciao” es una canción popular, anónima, que evoca la resistencia de aquellos que luchan contra un opresor. Es anterior a la segunda guerra mundial, aunque se universalizó y se hizo mundialmente conocida durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el movimiento partisano italiano luchaba contra el régimen de Benito Mussolini, en el periodo de 1943 a 1945. Desde entonces, esta canción ha sido utilizada y coreada por muchos movimientos de lucha.


Ha vuelto ponerse de moda tras ser el tema principal de una serie televisiva. Pero lo que me ha motivado a traer esta canción a la sección de Cultura de Tribuna Socialista, en su espacio Canciones con Poder, es la utilización ignorante y malsana que hizo VOX, en el acto que celebró, en marzo de 2019, el partido ultraderechista en el Teatro Barceló de Madrid. Es necesario situar esta canción y su sentir pues, tras la polémica utilización de la canción por parte de dicho partido fascista, hubo quién se atrevió a decir que “no hay que politizar la música”. En fin, siempre hay un apolítico/a para “aclarar las cosas”.


Respecto al origen de la canción, no se conoce quién la compuso. Se sabe, como he dicho al principio, que la popularizó la Resistencia partisana al utilizarla como himno frente al fascismo italiano y al nazismo alemán. Cuando colapsó el Estado italiano y empezaron a colaborar con los aliados en una guerra de guerrillas para desgastar al maltrecho Gobierno de Mussolini.


Existen dos hipótesis sobre el origen del “Bella Ciao”. La primera dice que proviene de una canción judía llamada “Oi oi di koilen”, registrada en Nueva York, en 1919, por el acordeonista ucraniano Mishka Ziganoff. Se trata de una canción de los asquenazís, (judíos que se asentaron en la edad media en Europa central), quienes hablaban yiddish. Los estudiosos de la música dicen que al escuchar esta melodía en yiddish pueden reconocerse varias similitudes con el «Bella Ciao» de la resistencia italiana.


La otra hipótesis sobre el origen del popular himno antifascista es que vendría
del canto popular de las “mondinas” o trabajadoras de los campos de arroz del valle del río Po, al norte de Italia, en el siglo XIX. Canciones populares como «Picchia alla porticella» y «Fior di tomba» tienen fragmentos que recuerdan mucho al «Bella Ciao».


Cualquiera de las dos hipótesis sobre el origen y la utilización de los partisanos
antifascistas como himno dejan claro que es una canción que nada tiene en común con los fascistas de ayer y de hoy.

Roberto Tornamira
Miembro del Comité de Redacción de TS

Periodismo veraz o alcantarilla

Hace ya mucho tiempo, que estoy convencido que nuestra sociedad está muy enferma, las cosas que ocupan nuestro tiempo, no son ni mucho menos las que deberían, los principios éticos y morales están desapareciendo, perdemos miserablemente el poco tiempo que tenemos, en observar con insana atención y criticar el comportamiento de los demás, sin tratar de detectar y corregir el nuestro que en ocasiones es vergonzante e indigno de seres pensantes, la creciente ausencia de solidaridad y de empatía con los que sufren es desesperante, la casi total ausencia de critica exigente, para conseguir una sociedad justa es frustrante, solo se moviliza esta sociedad cuando Ronaldo o Messi, deciden ir a enriquecerse a otro país, o para impedir la salud de nuestras gentes con un negacionismo brutal, nadie mueve un dedo por unas pensiones justas, o por una educación con valores o por unos salarios acordes con el coste de la vida, o por una sanidad de calidad, o por una investigación científica puntera.

Pero si la sociedad está enferma, en mi opinión aun lo está más esa parte de la sociedad que son los medios de comunicación, antes, el amarillismo en la información estaba en unos escasos medios dedicados a ello, pero es que ahora todas las cadenas generalistas explotan este morbo de alcantarilla, es inmoral, soez, insoportable e imperdonable, que con las tormentas que están cayendo, de constantes e importantísimos eventos críticos para la vida de las civilizaciones, los informativos en las horas punta de máxima audiencia de todas las cadenas, abran con noticias como la de que a un prepotente multimillonario tenista negacionista, se le impide ejercer su chulería negándole la estancia en un país mientras no se vacune, siguiendo las más básicas normas que deberían regir nuestras vidas.

Tampoco sé cómo calificar, que en esos mismos informativos de las cadenas generalistas sea portada, varios días seguidos que una pareja de delincuentes por muy “Reales” “Principescos “o “Nobles” que sean, deterioren su relación íntima, saliendo con otras personas distintas, al margen de su matrimonio, o si uno de nuestros actuales reyes huido de la justicia, debe volver a su palacio o no. Mi pregunta es ¿esos temas tan “vitales” les interesan realmente a esta sociedad?, Si realmente la respuesta es que si, entonces la enfermedad de esta sociedad es aún mayor de lo que yo pensaba, y los valores éticos y morales inexistentes, si la respuesta es que no, que a la inmensa mayoría de los ciudadanos no nos interesa esta basura, entonces confirmo que son los medios de comunicación los que están gravemente enfermos

Cuando veo toda esta podredumbre, en una profesión tan digna como es el periodismo, no puedo dejar de pensar como padre de periodista, lo mal que lo debe estar pasando mi hijo, ya que me consta que lo suyo desde muy pequeño es vocacional, y sé muy bien los valores que tanto su madre como yo les hemos inculcado, a él y a los demás.

Estoy ansioso, por leer o escuchar o ver que los medios generalistas de información, me informen por ejemplo, de lo que la gestión de los responsables políticos a todos los niveles destruye nuestro planeta, tampoco me informan de lo poco que los gobiernos hacen por mejorar la vida de los más desfavorecidos, ni de las promesas incumplidas por mejorar la vida de nuestros sanitarios, ni siquiera me informan del brutal aumento de la pobreza, al tiempo que aumenta desmesuradamente el numero de millonarios, tampoco me informan de que cada vez premeditadamente se deteriora más la educación en valores, en cultura, en historia veraz, para evitar que la sociedad piense. A mí, y quiero pensar que a mucha gente más, no me interesa con quien pasean de la mano o se meten en la cama, los delincuentes, o los miembros o exmiembros de la Casa Real, sin embargo seria interesante saber, si nuestros dirigentes políticos de todos los colores ocultaron o no, todas las conductas ilegales de nuestro monarca. En lugar de eso nos siguen haciendo creer que salvo a la patria.

¿Porque los gobiernos de forma directa o indirecta, siguen financiando a estos medios de un mal disimulado amarillismo? ¿será porque a cambio ocultan las corruptelas del poder o se encargan de disimular soezmente los incumplimientos programáticos? Todo esto gracias al conformismo de una sociedad sin criterio y sin capacidad de análisis, ebria de cotilleos, que prefiere la frivolidad a la veracidad.

Solo espero y deseo, que un día estos medios desinformativos, desaparezcan por la falta total de audiencPaco Ascón

Xares, 21 de febrero de 2022ia, y el periodismo serio veraz e independiente, sea el que impere y el que la sociedad valore de verdad y que los medios de cotilleo amarillo sean residuales.

Quizás eso sea una más de mis fantasías utopías

Paco Ascón

Xares, 21 de febrero de 2022

Masacre fascista

Hoy es 7 de febrero, domingo, pero un domingo muy raro. Todo a mi alrededor está alterado, todo son carreras, voces, vecinos buscando a sus hijos, familias cargadas de bultos, huyendo de sus casas.

Yo quería ir a buscar a Juanito y a Paco para jugar, como todos los domingos, pero mi mamá no me ha dejado. Llevamos unos meses muy mal, desde que mi papá se fue a defender a la República y la Democracia, como dice mi mamá, todo ha cambiado. Ya no somos felices, ya no estamos tranquilos, ya no hablamos con casi nadie, ya casi no voy al cole, ya no me deja salir de casa, …, y hasta pasamos hambre.

Hoy es domingo, 7 de febrero de 1937, y aunque solo tenga cinco años, veo que no es normal todo lo que está sucediendo. Veo un continuo trajín de mujeres entrando y saliendo, veo a mi madre como llora al mirarme. Hoy es un simple 7 de febrero, pero parece que es el último día de la humanidad.

Se abre la puerta y entra mi tío Antonio, le dice a mi mamá que lo acompañe a la cocina. Cierran la puerta, pero me voy a escuchar lo que dicen. Tengo frío, estoy asustado, ¿qué está pasando?

Mi tío dice, escucha Enriqueta, mañana llegarán a Málaga unos 25.000 soldados fascistas, son alemanes, italianos, moros y los nacionales. El general Queipo de Llano ha dicho que arrasarán Málaga, que violarán a las mujeres y que matarán a los hombres que hayan tenido algo que ver con la República. Tienes que irte, por aquí todos saben que tu marido es socialista e irán a por tí. Coge a Rafalito y vete, vete ya, por la carretera de Almería, no cojas nada, sólo al niño, y vete. ¿Me has escuchado?, ¡vete ya!, le dijo, gritando esto último.

Yo empecé a llorar, salieron y me vieron acurrucado al lado de la puerta, llorando y sin entender nada, pero con una sensación de que se acababa el mundo, … y no sabía la razón, de toda aquella sin razón.

Mi tío Antonio se despidió, le dijo a mi mamá que se iba a esconder en un cortijo de Alhaurín, volvió a insistir en que nos fuéramos ya, y él se fue, literalmente, corriendo.

Vámonos, me dijo mi mamá. Hijo mío, nos tenemos que ir, me volvió a decir, acariciándome el pelo. Ponte los zapatos y el abrigo, y nos vamos.

Pero, ¿a dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, …, le preguntaba, sin tener ninguna respuesta, ya que ella estaba cogiendo una sábana, metiendo cosas dentro y haciendo una especie de saco con ella.

Rafalito, ¿me has escuchado?, que nos vamos ya, ¡haz lo que te he dicho!, me repitió, esta vez a gritos. Yo estaba paralizado, no podía moverme, tenía solo cinco años, pero me daba la sensación que a partir de ese día nunca nada sería igual. Me sobrepuse como pude, e hice lo que me dijo, cogí los zapatos y me puse el abrigo.

A continuación, me dijo que me quedara allí quieto, sin moverme de la silla y salió al patio. Escuché como se abrazaba y lloraba con la Paca, con Carmen, con Isabel, …, llorando volvió a la casa, me agarró de la mano, tiró de mi con fuerza, y llorando, ahora los dos, nos fuimos de nuestra casa, sin mirar hacia atrás y sin saber si alguna vez volveríamos a verla, o incluso, si volveríamos a ver amanecer un nuevo día.

A partir de ahí viví, la semana más trágica que se pueda vivir, la semana que nunca olvidaré, aunque tuviera quinientos años, la que me hizo hacerme adulto, sin pasar por la niñez, la que he recordado cada una de las noches de mi vida, y que estoy seguro que recordaré, en las que me quede por vivir.

Fueron siete días de horror, de espanto, de pánico, de sangre, de violencia, de muerte, de desgarros familiares, de un lloro continuo que hacía imposible escuchar cualquier otra cosa que no fueran gritos o bombas. Bombas de aviones, bombas de barcos, sonido de ráfagas de disparos hacia nosotros.

Nunca, nada ni nadie, podrá imaginar algo más espantoso que ver como matan a miles de mujeres que huían corriendo y desesperadas, cubriendo con sus cuerpos a sus hijos y ancianos padres, para salvarlos de la muerte y ser ellas quienes morían.

Así fue, así pasó, así lo sigo viviendo todos los días en mi cabeza. Machaconamente, repetitivamente.

Salimos corriendo para el centro de Málaga, nosotros vivíamos en lo que ahora es Dos Hermanas. Yo pensé que íbamos al centro, a casa de mi tío Federico, pero me equivoqué, no pasamos por el centro, nos dirigimos por el puerto, camino a algún lugar que yo no conocía, que nunca pasé por allí, …, pero no estábamos solos, no. Aquello, efectivamente, era un auténtico éxodo de malagueños que corrían a ninguna parte.

Aquella situación era dantesca, decenas de miles de personas nos agolpábamos por esas pequeñas calles, casi corriendo, y casi todos teníamos la misma fisonomía. Mujeres cogiendo a sus hijos de las manos, con sus ancianos padres y madres al lado y llevando, casi con los dientes, algunas pertenencias que se negaban a dejar olvidadas.

Decenas de miles de niños que no sabíamos la razón de aquello, que solo íbamos corriendo por una carretera que no sabíamos a donde nos llevaba, en un estado de dolor, de rabia, acompañado del sufrimiento de los mayores.

Una carretera que no sabíamos a dónde conducía, … maldita carretera de Almería.

Maldita carretera en la que vi, con mis cinco años, morir a cientos de personas, mujeres jóvenes, niños pequeños, dulces ancianos. Vi desangrarse a un niño, mientras mi mamá intentaba socorrerlo, vi muchos trozos de cuerpos humanos dispersos por esa maldita carretera.

Sentí lo que es el infierno. Quise morir, quería pararme y que aquello terminara de una vez.

En esos días se regó de sangre la carretera de Almería.

Columnas italianas, aviación alemana, buques de guerra de los nacionalistas españoles. Fascistas europeos unidos para masacrar, literalmente, a miles de indefensos malagueños que huíamos sin nada, con el único objetivo de salvar lo poco de vida que nos quedaba.

Nos bombardeaban desde el cielo, nos bombardeaban desde el mar. Las bombas caían cerca nuestra, pero afortunadamente, ni a mi mamá, ni a mí nos alcanzaron. Pero desgraciadamente vimos como alcanzaron, hirieron, desangraron, destrozaron, rompieron, …, mataron, a miles de personas, que lo único que hacían era, al igual que nosotros, huir de esa barbarie.

Ha sido lo peor que yo he vivido, y sigo viviendo, ha sido lo peor que ha pasado en la atroz Guerra Civil española, …, quizás ha sido lo peor que puede vivir un niño, … una persona.

Todavía cierro los ojos y veo aquellas escenas. Aquellas escenas que se repetían día a día, y que solo nos dejaba descansar un rato en las frías, heladas, noches a la intemperie, de aquel febrero de hace 85 años.

Escenas que se componían de un ritual muy simple, intentar matar a los malagueños que huíamos por la carretera de Almería. Matarnos con bombas, bombas que provenían de barcos y de aviones. Todo un despliegue fascista para matar a pobres indefensos que corríamos sin mirar hacia atrás, sin disponer de un solo tirachinas con el que poder defendernos de esos barcos de guerra y aviones que nos ametrallaban desde el mar y el cielo.

Nosotros llegamos a Almería, y después a Barcelona, y salvamos la vida, pero lo que nunca podremos es dejar de pensar en lo que vivimos, y lo que nunca, nunca, nunca quiero es que olvidemos a los miles de malagueños que fueron exterminados en esa puñetera carretera.

Que la memoria prevalezca, y recordemos siempre a las decenas de miles de malagueños y malagueñas que tuvieron que huir de la barbarie fascista por la Carretera de Almería, la gran mayoría de ellos, por el simple hecho de ser familias de quienes defendieron la legitimidad democrática, la República y tenían valores de izquierdas.

Que la memoria prevalezca, pero también exijo que algún día cercano se haga justicia.

Por ellos, siempre, siempre, mi más sincera admiración, homenaje, reconocimiento y declaración de que siempre, siempre, los tendremos entre nosotros y los recordaremos como héroes.

Esto solo ha querido ser unas líneas de homenaje en el día de hoy, 7 de febrero, a mi padre, Rafael Fuentes Aragón, y a mi abuela, Enriqueta Aragón Benítez, recordando lo que tuvieron que pasar, cuando siendo demasiado niño mi padre, y demasiado joven mi abuela, tuvieron que huir por ese infierno de la Carretera de Almería.

Y a mi abuelo, al que nunca conocí, porque lo mataron defendiendo la LIBERTAD, la DEMOCRACIA y la REPÚBLICA.

(Lo escribí hace tiempo, y quiero recordarlo todos los 7 de febrero)

Rafael Fuentes

Militante Socialista de Málaga

Días de cine y radio

Por Martín Lozano

Me despierto, entre guitarras heavys y aflamencadas, música de cine quinqui y una canción de Los Canarios (Get On Your Knees) que me lleva a finales de los sesenta y a los setenta. Es lunes y se celebra el día dedicado al amor tras un fin de semana consagrado a dos aficiones, que junto a los libros forman el triángulo mágico de mi vida. Ayer, Día Mundial de la Radio, el anterior, la entrega de los Premios Goya del cine español. No me imagino sin alguna de las tres cosas, si nombrara la cuarta pata de mi banco diría la música. La gala tediosa, larga, aburrida, salvo gloriosas excepciones, pero así debe y tiene que ser por su propia naturaleza. Empezaré por lo que más me impresionó.

En la obligada sección de In Memoriam, muy bien acompañada musicalmente por una Luz Casal contundente, con la tristeza y el sentimiento requerido, siempre aparecen nombres que me sorprenden, me entristecen. Este año han sido varios, pero sobresalieron dos, nacidas con un año de diferencia: una en 1921 y la otra 1922 y muertas el año pasado (no eches cuentas, 99 y 100 años), las dos con una vida laboral activa que comenzó en los años 40 y terminó junto a sus vidas. Sin más preámbulos les presento a: Matilde Vilariño y Juana Ginzo. Como no quiero quedarme sin páginas os pido que busquéis sus biografías en la Wiki, os sorprenderéis, solo resaltaré que las dos se dedicaron de forma destacada a ser actrices de doblaje o de voz en el cuadro de actores de Radio Madrid (Cadena SER).

Matilde fue y será siempre la voz que me acompañó en mi más tierna infancia cuando escuchaba la serie Matilde, Perico y Periquín. Yo sentado en el comedor de mi casa, junto a mi madre y al pan y el par de onzas de chocolate o lo que hubiera de merienda, pero leed su historia o escuchad su voz, para cada uno de vosotros será alguien conocido y os llevará a donde siempre querréis volver y esto le pasará a quien le hagáis repetir esa operación.

Juana por su parte os podrá sonar más, sobre todo si tenéis algunos años (muchos). Actuó en muchas pelis, pero sobre todo porque tuvo a toda España pegada a la radio durante años, en unos tiempos en que los que ella era el aparato soberano en la cocina o el salón. Fue la principal protagonista del serial Ama Rosa, del genio del género Guillermo Sautier Casaseca (si tienes la suficiente edad lo habrás pronunciado como sonaba a través del altavoz). Ambas resonarán aún muchos años en nuestros tímpanos y en nuestros corazones.

Hubo otros momentos señalados en la gala: el Goya a Sacristán, el de Chichón, el Venancio y sus ajos son ya famosos. Celebración a toda su carrera y a su voz, que desde aquella chillona en falsete de sus primeros papeles a la de ahora ha sufrido la misma evolución que su capacidad actoral, se ha hecho profunda, sugerente, entonada, magistral. Me emocionó (siempre lo hace), con independencia del resultado (que mayores estamos Joaquín), volver a ver a Sabina, acompañado a la guitarra por Leiva. Me gustó C Tangana y su acompañante (no la conocía) Rita Payés (montaje escenográfico digno de la ocasión, Puchito será il capo dentro de nada). En la parte negativa el número musical de apertura del evento, desastroso. ¿Quién cantó peor de las tres? Difícil contestación, dura pugna.

Se lleva la palma en el lado oscuro la intervención del pretencioso Roures, que bien podría llamársele ‘El buen patrón’ (¿Se ha basado en él Fernando? ¿Ha producido la peli con lo no pagado a los trabajadores despedidos de Público o de cualquiera de sus empresas?). Qué manera de sacar pecho y mostrar su satisfacción, con esa medio sonrisa de lobo (le imaginé negociando y ganando siempre), enfrente de Agustinín. Parecía una pelea de gallos, en el peor garito de free style, entre él y sus adversarios, el clan de los Almodóvar, reunidos en torno a su patriarca derrotado, parapetado tras su sardónica sonrisa y sus gafas negras. Separadas ambas tribus por el no man’s land del pasillo y por el matrimonio fronterizo y mestizo de Penélope y Javier. Me importa un pito que el Roures (seguro que piensa de sí mismo que es un humanista, librepensador de izquierdas) haga el 25% de su discurso en catalán (por mí lo puede hacer en swahili), pero es que pese a entender una mica y hablar una miqueta menos el precioso idioma occitano-romance-nororiental, me enteré muy poco de lo que dijo, él se lo pierde. Lo siento, no me creo su discurso en favor de la cultura y les quatre barres en el lomo, le veo el brillo del euro en los colmillos y por detrás de las orejas.

Por lo demás, celebro la calidad de las pelis que se han nominado este año. No hay más que repasar la lista y sentarse a verlas. La competencia en muchas de las categorías ha sido una auténtica locura. Me declaro de acuerdo, pese a las dudas, con muchas de las elecciones de los académicos y del resultado de las votaciones. Prefiero el universo narrativo y los recursos fílmicos de Aranoa que los de Almodóvar, Bardem apabulla, Portillo impresiona, Mediterráneo duele, Monkey sorprende, Josefina entristece, María Cerezuela emociona, Chechu inquieta, Urko atormenta. Los chimpancés de Mama y yo somos primos hermanos, soy de los que siempre se apunta a Otra ronda divertida y en aquellos años fulgurantes respeté Las leyes de la frontera.

Gracias por todo Maestros. Salud Compañeros.

Epílogo: Madres paralelas me aburre y Pene me dice poco. Veremos qué hacen los yankees, de momento han dejado fuera al Buen patrón, se ve que Jaume no tiene aún ni voz, ni voto en Disneylandia. El poder del perro no me hizo ladrar de emoción, me gustó muy poco.

Canciones con Poder: Al alba

Por Martín Lozano

Una canción de los años de la protesta, en los que muchos, pero no la inmensa mayoría nos rebelamos contra la dictadura y sus últimos coletazos. La compuso Luis Eduardo Aute contra la pena de muerte y la cantó por primera vez Rosa León, que la incluyó en un disco del mismo nombre publicado en 1975. En una actuación la cantante se la dedicó a los que días después serían los últimos fusilados del franquismo, por lo que desde entonces se convirtió en un himno y una de esas Canciones con Poder. En ningún momento se hace de manera explícita mención a tema político alguno, para la censura de la época debió pasar como una macabra canción de amor. Me atrevo a ir un paso más allá y extenderla (como los buitres sus alas, que considero una alegoría de las aviaciones fascistas y nazis durante la retirada republicana) a las madrugadas en las que los que partían al exilio por las fronteras con Francia sentían que las estrellas, que veían por última vez desde España, les herían y cómo la luna sangraba, además presentían que tras la noche vendría la noche más larga de la historia de la democracia en nuestro país y comenzaría un día con hambre atrasada, tan atrasada que aún devoraría miles de muertos más en España por la represión franquista y millones en todo el mundo a consecuencia de la II Guerra Mundial.

Enlace a la versión de Miguel Ríos y Rosa León:
https://www.youtube.com/watch?v=TeuZJXvQqlw

Canciones con Poder: La Internacional

Iniciamos 2022 con una nueva propuesta para la sección de Cultura de Tribuna Socialista. A lo largo del año, traeremos canciones e himnos con los que la clase trabajadora se ha identificado a lo largo de los tiempos; en algunos casos desde hace siglos, en otros, décadas, pero que, todos, han quedado instalados en la memoria musical de generaciones y generaciones.

No había otro modo de comenzar que no fuese con la internacional. Como en este caso, cada número de Tribuna Socialista contendrá una canción y unas pinceladas de su origen, contexto en el que fue escrita e historia.

Espero que esta iniciativa que ponemos en marcha sea de vuestro interés y que os aporte algo más de lo mucho que estas letras, ya históricas, han aportado a nuestra clase social.

Roberto Tornamira
Miembro del Comité de Redacción de TS

La letra original, en francés, pertenece a Eugène Pottier, quien la escribió en 1871, dentro de su obra Cantos Revolucionarios. Pottier, fue un obrero francés, del gremio del textil, que participó en la revolución de 1848; fue miembro del consejo de uno de los municipios y las barricadas de la Comuna de París.

En 1888 Pierre Degeyter la musicalizó por encargo Gustave Delory, dirigente del Partido Obrero Francés en la ciudad de Lille (Francia), para el repertorio de la coral del partido. Fue interpretada por primera vez por la Lira de los Trabajadores, en la taberna La Liberté de la rue de la Vignette de Lille.

Durante algunos años sólo fue conocida por los obreros franceses. En 1892 fue aprobada por la II Internacional como el himno oficial de los trabajadores. Luego la letra ha sido modificada según el país y la corriente política que la cantara.

En el Congreso Internacional de Copenhague, el 3 de noviembre de 1910, se convirtió en el himno de todos los trabajadores del mundo. En 1919 Lenin la oficializó en la Tercera Internacional y se convirtió en el himno nacional de la Unión Soviética hasta que el 15 de marzo de 1944 fue sustituida por la composición con música de Aleksandr Aleksándrov y letra de Serguéi Mijalkov.

Enlace a una versión latinoamericana y caribeña:
https://www.youtube.com/watch?v=1_xD13Xa-tI

Pero qué miserables son, Almudena

Por Martín Lozano

A mí no me gusta Almudena Grandes. No me gusta en muchos aspectos y no solo como escritora. No me gusta porque creo que ha sido muy sesgada, en favor de las tesis históricas que explican la guerra civil desde el punto de vista historiográfico del Partido Comunista. No me gusta cuando con esa voz que la naturaleza y la vida le dieron imponía su arrolladora personalidad. No me gusta cuando se declaraba, de manera implícita, la heredera de Galdós, de Don Benito Pérez Galdós y no me gustaba porque yo lo entendía como arrogancia.

Permitidme, antes de que dejéis de leer estas líneas, que os diga que de todo lo anteriormente expuesto debéis descontar un porcentaje, elegid el que gustéis, de envidia. Envidia de la mala, no creo que exista eso que se llama envidia sana. Envidia del escritor al que le gustaría conseguir el éxito, pero no solo por su número escandaloso de ventas, sino que le acompañase el triunfo del seguimiento masivo de lectores, la invitación a toda clase de eventos, el orgullo de ver sus obras llevadas al cine, la posible inmortalidad, aunque sea temporal, de sus escritos.

Pero una vez dicho que Almudena Grandes no me gusta, no creáis que es una boutade de vieux terrible y cobarde que aprovecha su muerte para epatar y llamar la atención que no gana con sus escritos, lo he puesto negro sobre blanco con ella viva, con menos repercusión aún que mis novelas. Pero sé también que la mía es una opinión, seguro que hay más, aunque frente a la mía conozco infinidad de opiniones que piensan que es una gran escritora, que sus ‘Episodios de una guerra interminable’ son excepcionales.

¿Mi opinión me nubla el sentido, me cierra los oídos y los ojos? ¡No! ¿Me lleva a no reconocer el mérito y el valor de Almudena? ¡No! ¿A no verla como una compañera, luchadora de la clase obrera y de los oprimidos? ¡¡NO!! Tal vez su arrogancia no fuera más que una forma exacerbada de esa mítica chulería que dicen nos acompaña a los madrileños de los barrios populares. Puede que su sectarismo viniera de su hartazgo de ver a las clases privilegiadas someter históricamente a su capricho a los pobres del mundo, incapaces de unirse en la lucha final. Por eso creo que, aunque no me guste, Almudena Grandes se merece que una biblioteca lleve su nombre; que como madrileña insigne su nombre encabece, en el acostumbrado rectángulo metálico, una de las calles de su querida y peleada ciudad; que se la designe hija predilecta de nuestra villa, Madrid. La palabra que tantas veces pronunció y tecleó en su ordenador para su mayor gloria y honor.

Yo seguiré opinando lo mismo de ella y sus novelas, pero también seguiré pensando que siendo el responsable político de la ciudad, elegido por una decisión estratégica oportunista de partidos, cuando ni siquiera has sido el más votado, tienes la obligación, no solo moral, de ir y representar al Ayuntamiento de Madrid en el entierro de un personaje de la notoriedad e importancia de Almudena Grandes. Aunque no te guste Almudena, aunque detestes su ideología y lo que representa, pese a que aborrezcas el lugar en el que se están celebrando las exequias por sus reminiscencias políticas, aún imaginando (como posiblemente piensa él que harían sus huestes a sus rivales de izquierdas en un caso similar) de que vas a estar rodeado de chusma hostil y de que vas a recibir una pitada infernal o un silencio sepulcral, tienes que ir. Pero eso sería pedir mucho a un miserable, que con la más estúpida de sus sonrisas y los argumentos ejemplarizantes del cinismo más recalcitrante sería capaz de justificar, (aprovecho las entrañables fiestas navideñas para la analogía literaria), las matanzas de Herodes.

Y no digamos nada de la otra autoridad obligada a asistir, nuestra ínclita presidenta, elegida libremente, como la monarquía, por todos los españoles. Presidenta que no es tan estúpida como parece y como creemos, pero si es mucho más miserable. Con esa expresión de sus ojos de gacela a punto de ser devorada por los peligrosos social-comunistas de los que el maléfico cementerio civil madrileño estuvo lleno, miles de rojos armados con un libro (no necesariamente rojo) en las manos, pisando su suelo, pero también llenando sus tumbas, que dicho sea de paso es el mejor sitio donde pueden estar y el único en que casi resultan inofensivos, ella no pudo acudir, seguro que estaba inaugurando algún Belén para celebrar la venida al mundo del Niño Dios y no podía acompañar a su salida a alguien como Almudena, que como muchos de sus nuevos vecinos seguirá siendo recordada hasta mucho después de que esos dos seres ruines desaparezcan de nuestra memoria. Nunca te perdonarán que seas Uno de los nuestros.

Gracias Maestra. Salud Compañeros.

Epílogo: Una vez cerrado y difundido el número 128 de Tribuna Socialista, correspondiente al mes de noviembre, nos llegó la noticia de la muerte de Almudena Grandes por lo que no pudimos hacernos eco de ella, con esta columna intentamos paliar ese hecho, sumando estas líneas a su homenaje.